Seguimos con Marx a 200 años
de su natalicio.
El
“Pathos” de la indignación
En la entrada anterior quedó
pendiente algo importante.
En “Introducción a la
filosofía del derecho” de Hegel, Marx habla de la crítica como denuncia, es
decir, la crítica dice: “Eso está mal”, esa es su denuncia, denuncia una
injusticia, la crítica. Pero dice que - va a hablar Marx del “pathos” de la
crítica.
Es decir, el “pathos”
vendría a ser la pasión que alimenta a la crítica. La crítica no es algo
desapasionado no estamos en un quirófano, digamos, no estamos en un mundo
aséptico, no contaminado, sin pasiones, por el contrario, esta es una filosofía
muy pasional, entonces lo que va a decir Marx es que el “pathos” de la denuncia
es la indignación.
¿Qué
es el “pathos” de la indignación?
El “pathos” de la
indignación es que, en el momento en el que descubrimos nuestra situación de
ignominia, no tenemos que descubrirla como, digamos, un sabio descubre algo en
su laboratorio. La descubrimos y ese descubrimiento nos llena de indignación.
¿Cómo fue que no descubrimos esto antes? Bueno, no importa, lo hemos
descubierto ahora. Pero esto es indignante porque hay un momento en que los
hombres tienen que decir que no. Este es el “pathos” de la indignación.
Por ejemplo, he aquí una pregunta
incómoda. Sumamente incómoda, para todos nosotros, colombianos, que vivimos la
década del noventa bajo un gobierno que todos recordamos ¿dónde estuvo el “pathos”
de la indignación? ¿Por qué no nos indignamos más si todo era tan evidente si
se robaban el país, si lo regalaban, si estaba a la vista de todos? ¿Por qué el
“pathos” de la indignación estuvo ausente?
El “pathos” de la
indignación cubre todos los aspectos históricos. Uno no solo se indigna con las
injusticias del capitalismo, como Marx, se indigna, también, con las
injusticias cometidas por quienes pretendieron realizar los sueños de Marx.
Quienes pretendieron
realizar esto, lo hicieron en la Unión Soviética, en China o en Cuba.
Tomaré el ejemplo de la
Unión Soviética, qué pasó hay, ¿Por qué los socialismos del siglo XX tan mal
realizaron el sueño de una sociedad igualitaria sin oprimidos no opresores?
¿Por qué no se realizó ese sueño?
No se realizó porque hubo el
concepto de vanguardia, no dejó de estar ausente, las masas no fueron
protagonistas, fueron protagonistas las vanguardias.
Las vanguardias suelen ser
las que se sienten dueñas de la verdad ideológica, de la ideología, de la
verdad revolucionaria. Cuando las vanguardias se sienten dueñas de la verdad
revolucionaria, crean el partido de la vanguardia. El partido de la vanguardia es ese partido
formado por aquellos que tienen la
ideología revolucionaria y que consideran que las masas no la tienen y
que ellos deben llevar adelante una función educadora sobre las masas desde el partido revolucionario y con
la ideología revolucionaria. Ocurre y ha ocurrido, en la Unión Soviética, por ejemplo,
que el partido de la vanguardia revolucionaria cosifica la ideología, es decir,
hace de la ideología un dogma perteneciente a unos pocos elegidos. Estos pocos
elegidos se transforman en la burocracia del partido. La burocracia del partido
es la que luego administra el dogma ideológico al cual ya toda la sociedad
tiene que someterse. Finalmente, el partido dogmático de la vanguardia
dogmática elige a su líder y ahí aparece el culto a la personalidad, aparece la
figura del dictador revolucionario. Lo mismo pasó en China, en Cuba y está
pasando en Venezuela.
La Revolución Cubana triunfa
en enero de 1959 y abre una aurora de esperanzas en América Latina, estamos ya
en el siglo XXI y digamos, la figura emblemática sigue siendo la de Castro,
quien, para mi total desolación y repulsa, hace pocos años ordenó fusilamientos.
Marx,
¿alaba a la burguesía?
Retomemos el “Manifiesto
Comunista” de Karl Marx. Marx escribió este texto o lo firma junto con Engels,
pero se lo atribuimos a Marx. Es un texto importantísimo que le es encomendado
a Marx por la Liga de los Comunistas, es un texto militante, es un texto
escrito en un momento álgido de Europa en el cual Marx revela un optimismo
histórico notable que ojalá pudiéramos tenerlo nosotros hoy.
Marx era un hombre
afortunado, Marx era un hombre que todavía creía que el proletariado iba a
enterrar a la burguesía. Nosotros, hoy, estamos verificando que el proletariado
no solo no enterró a la burguesía, sino que la burguesía ha enterrado al proletariado
y que, en principio, lo ha lanzado a los márgenes, lo ha quitado de la esfera
del trabajo y no tenemos sujeto histórico que venga a redimir la historia que
vivimos, que venga a ponerla en orden, que venga a encarnar nuestro sueño,
digamos, como el proletariado encarnó los sueños históricos de Marx. Entonces,
el “Manifiesto Comunista”, digámoslo así, es un texto que expresa el
profestismo de Marx. Marx aparece aquí como un profeta de la historia, es el
hombre que dice que hay dos clases, ese es el comienzo de la primera parte del
Manifiesto. Hay dos clases: la burguesía y el proletariado. Hay una dialéctica
histórica, hay algo que se realiza internamente en la historia y es la
dialéctica de la historia. “Esa dialéctica viene funcionando así”, va a decir
Marx.
La burguesía ha liquidado
todas las formas feudales de producción y ha generado al proletariado
industrial. Este proletariado industrial va a ser la clase revolucionaria que
va a terminar con el orden burgués capitalista y va a instaurar un nuevo orden
de igualdad. Aquí hay, un paso delicadísimo, Marx, para que el proletariado
surja, necesita que la burguesía triunfe. La burguesía tiene que triunfar en
todas partes para que sea posible el surgimiento del proletariado. Si la burguesía no triunfa en todo el
planeta, el proletariado va a surgir en algunos lados, pero no se va a poder
dar la revolución mundial. Entonces,
Marx considera que, para que eso sea posible, la burguesía tiene que triunfar
en todas partes. Entonces, va a decir Marshall Berman, en un libro valioso, que
es “Todo lo sólido se desvanece en el aire”, que pareciera que Marx no viene a
enterrar a la burguesía, sino a alabarla. Marx alaba a la burguesía, en efecto,
lean ya el “Manifiesto Comunista”, pocos le han cantado loas tan brillantemente
como Karl Marx, quien se presentó para enterrarla.
Pero, como Marx, necesita,
insisto, que la burguesía triunfe para que el proletariado emerja y aniquile a
la burguesía, Marx se enamora de la burguesía. Sé que lo que estoy diciendo es
un poco exagerado.
Entonces, comienza a
analizar la dinámica de esta clase social que es la burguesía. “La burguesía,
dice Marx, es la clase más revolucionaria de la historia”. Porque la burguesía
ha liquidado todo, ha liquidado fundamentalmente, al mundo medioeval y ha
liquidado al mundo feudal. Ustedes piensen en lo que era un feudo. Un feudo era
un espacio limitado en el cual había un señor feudal y estaban los siervos de
la gleba, que trabajaban para el señor feudal, pero era una estructura cerrada
en sí misma. En cambio, los burgos comienzan a comerciar entre ellos, los
feudos no comercian entre ellos, los burgos sí comercian entre ellos. Es decir,
la burguesía es siempre expansiva. Para decirlo con una palabra de hoy, la
burguesía es siempre globalizadora y la gran globalización de la burguesía es
el descubrimiento de América, ahí la burguesía crea un mundo, ahí un mundo por
la burguesía, la burguesía es la primera que crea un mundo, un sistema mundo, o
sea que la burguesía nace como clase globalizadora.
Este mundo que crea la
burguesía es un mundo de mercancías y la burguesía, de ahí, en adelante,
constantemente, comienza a destruirlo todo: entra en la India, entra en China y
esto es lo notable de Marx. ¿Qué va a decir Marx de las atrocidades que los
ingleses hacen en la India? También en la China, desde luego, pero Marx se
ocupa mucho de la India, tiene dos textos fundamentales: “La dominación
británica en la India” y “Futuros
resultados de la dominación británica en la India”. En estos dos textos, tiene
muchos otros más, sé que algunos van a decir “ya está tomando esos textos, que
son los peores de Marx, y bueno, al fin y al cabo, son dos textitos nada más”. No,
hay un corpus importante de textos sobre el colonialismo de Marx y hay un texto
terrible de Marx sobre Bolívar. Marx estaba contra Bolívar, porque, justamente,
Marx no quería que América Latina fuera independiente de Inglaterra porque eso
iba a retrasar el desarrollo de la burguesía. En cambio, si Inglaterra invadía
a América Latina, iba a instaurar cuanto antes aquí el sistema de producción
capitalista y ahí iba a surgir el proletariado, que iba a liberar a América
Latina. En consecuencia, Marx está en contra de Bolívar.
Por ejemplo, en la batalla
de El álamo, donde los norteamericanos van a conquistar Texas, Marx hubiera
estado al lado de John Wayne y habría dicho: “Mire, usted es un cerdo
capitalista, usted tiene que triunfar aquí, imponer el sistema, el moderno
sistema de producción capitalista para que surjan los proletarios y hagan la
revolución”. “No es mi propósito” le diría John Wayne. Marx le diría: “Bueno, a
mí no me importa su propósito, me importa lo objetivo que usted desarrolla en
la historia. Para mí, lo que usted está realizando en la historia son los fines
del sistema de producción capitalista. Este sistema de producción capitalista
tiene que imponerse en todos lados y también en la India al costo que sea”. “¿Qué
importan los estragos si los frutos son placeres? ¿No mató a miles de seres Tamerlán
en su reinado?”. Es un poema de Goethe que cita Marx.
O sea, los estragos no
importan, lo que importa es que entre el modo de producción capitalista porque
de ahí, van a surgir los proletarios que van a liberar a la India. Estamos
esperando eso.
¿Qué
lectura hicieron de Marx los pensadores marxistas colombianos?
Los seguidores de Marx, en
Colombia, que nunca se distinguieron por su creatividad sino que, digamos, copiaron
mecánicamente las verdades del maestro, se basaron en estos escritos de Marx
sobre el colonialismo para interpretar la historia colombiana. Al basarse en
estos escritos de Marx, creo que lo único que hicieron fue construir una ciudad
importadora de la manufactura británica y exportadora de los granos y las
vacas, es decir, un esquema de monoproducción y no desarrollo industrial. Un capitalismo
que no desarrolla industrias no es capitalismo, es un capitalismo totalmente
primitivo, dependiente de la fructificación de la tierra. Apenas ese esquema
entró en conflicto con la crisis del 29, bueno, colapsó la Colombia próspera de
nuestros abuelos.
Los pensadores marxistas colombianos
tomaron el esquema de Marx y se preguntaron quienes representan el capitalismo
en Colombia. Bueno, Bogotá, es decir, las clases ilustradas por la razón
ilustrada, la burguesía, no esos harapientos caudillos de la clase inferior. Es
el esquema que desarrolla Marroquín en “El Moro”, el esquema civilización –
barbarie, donde la civilización es el hombre, el amo, el dueño y la barbarie está
representada en los caballos.
Los pensadores marxistas
siguieron este esquema extraído de los escritos de Marx sobre el colonialismo,
es decir, allí, donde entra la clase burguesa ilustrada, entra el capitalismo. Todos
esos contendientes de un país del interior, eso es la barbarie.
Esta concepción que tiene
Marx de la historia, como que la burguesía capitalista tiene que adueñarse de
toda la territorialidad del planeta para que, de ella, surja el proletariado
revolucionario condenó al mundo colonial a tener que esperar ser conquistado
por las burguesías de los países metropolitanos, de los países centrales. Entonces,
Marx se condenó así mismo a apoyar todo avance de la burguesía colonizadora en
los países coloniales. Este es uno de sus más gruesos errores.
La
burguesía, ¿aprendiz de hechicero?
Lo que Marx dice, es que la
burguesía capitalista desarrolla unas potencias económicas tan poderosas, que,
finalmente, no las va a poder controlar. Lo que Marx está diciendo es que la
burguesía capitalista es como el aprendiz de hechicero. Yo creo, que Walt Disney pensó muy poco en
Marx, pero, sin embargo, hizo uno de los dibujos animados más marxistas que se
han hecho y de los mejores. Es el
aprendiz de hechicero que está en la película “Fantasía”, de Walt Disney, que,
en cualquier momento, aparece. No sé si ustedes piensan como yo, pero yo creo
que, si no lo descongelaron todavía, lo están por descongelar. En cualquier
momento, no se sorprendan pero descongelan a Walt Disney, le meten un
corazoncito y aparece.
La cosa es así, el aprendiz
de hechicero del ratón Mickey, que está basado en una partitura del compositor
francés Paul Dukas, que está basada, a su vez, en un poema de Goethe. Se va a
dormir el brujo y Mickey le roba el bonete, se pone el bonete y empieza a hacer
locuras como, diría Marx, la burguesía. La burguesía sigue creciendo, sigue
creciendo, sigue creciendo, ¿Quién va a detener a este monstruo que no puede
controlarse a sí mismo y sigue creciendo? Bueno, lo mismo hace Mickey. Mickey
desata una hiperproducción de escobas. Estas
escobas no se detienen nunca y cuando, corta una, aparece otra y otra. Esta es la pesadilla del aprendiz de
hechicero, que no puede controlar aquello que ha desatado, no puede controlar
lo que desató. Marx va a decir de la burguesía que la burguesía no puede
controlar l que desató. Traigámoslo al día de hoy, ¿ustedes creen que la
burguesía, o sea, el capitalismo, puede controlar hoy lo que desató? ¿Por qué
creen que los musulmanes en cualquier momento incendian París? Porque el
neoliberalismo de la democracia de mercado no puede controlar lo que desató.
Desató una exclusión, una
marginalidad social incontrolable y, en cualquier momento, es decir, la “negritud”
se apodera de las ciudades por eso Bush levanta un muro, porque no puede
controlar lo que desató y lo siguen desatando porque insisten en el capitalismo
neoliberal, la democracia de mercado, todo eso, que es un sistema de una
crueldad infinita porque genera, constantemente, hambrientos, desesperados,
moribundos y los genera en la periferia, mientras que, en el centro, la riqueza
es cada vez mayor.
Ahora, volvemos a Mickey, es
el mago, es decir, este sistema, la burguesía, sigue desarrollándose como
Mickey sigue fabricando escobas, pero lo de Mickey termina bien, porque aparece
el brujo, lo controla a Mickey, se pone él el bonete de mago y las aguas se
aquietan, le da una patada a Mickey, que se va corriendo como un simpático ratoncito
y todo vuelve a su cauce.
Bien, ¿quién es en Marx el
ratón Mickey? Es el proletariado industrial porque Marx, cuando nos dice que la
burguesía ya no sabe contener los conjuros que ha desatado, nos va a
tranquilizar y nos va a decir: “Quédense tranquilos, eso lo va a hacer el
proletariado. Una vez que el proletariado sepulte a la burguesía, va a
instaurar un mundo justo y un mundo racional”. Eso no ocurrió, la burguesía
sepultó al proletariado y la burguesía está desbocada en el siglo XXI más que
nunca. En lugar de burguesía, se da a sí misma el nombre de neoliberalismo, de democracia
liberal de mercado, que es un sistema que concentra y excluye. Al excluir,
excluye tanto, que los que viven en la opulencia de la concentración están
aterrorizados porque los excluidos son tantos que, en cualquier momento,
invaden las ciudades de la opulencia.
En consecuencia, yo creo que
hoy vivimos una situación histórica preapocalíptica porque, además, estos
tremendos problemas históricos de hoy se van a solucionar con guerras nucleares
localizadas, pero ninguna guerra nuclear va a ser localizada por que lo nuclear
raramente puede ser localizado.
Esta no es una visión
optimista de la historia, pero acá, no regalamos optimismo. Hay determinados
problemas ante los cuales las categorías de optimismo o pesimismo son risibles
porque acá no es cuestión de ser optimista o pesimista, esto está ocurriendo y,
aunque uno sea optimista, no puede dejar de verlo ni puede dejar de señalarlo.