domingo, 18 de noviembre de 2018

LA BURGUESÍA DESBOCADA

Seguimos con Marx a 200 años de su natalicio.

El “Pathos” de la indignación

En la entrada anterior quedó pendiente algo importante.

En “Introducción a la filosofía del derecho” de Hegel, Marx habla de la crítica como denuncia, es decir, la crítica dice: “Eso está mal”, esa es su denuncia, denuncia una injusticia, la crítica. Pero dice que - va a hablar Marx del “pathos” de la crítica.

Es decir, el “pathos” vendría a ser la pasión que alimenta a la crítica. La crítica no es algo desapasionado no estamos en un quirófano, digamos, no estamos en un mundo aséptico, no contaminado, sin pasiones, por el contrario, esta es una filosofía muy pasional, entonces lo que va a decir Marx es que el “pathos” de la denuncia es la indignación.

¿Qué es el “pathos” de la indignación?

El “pathos” de la indignación es que, en el momento en el que descubrimos nuestra situación de ignominia, no tenemos que descubrirla como, digamos, un sabio descubre algo en su laboratorio. La descubrimos y ese descubrimiento nos llena de indignación. ¿Cómo fue que no descubrimos esto antes? Bueno, no importa, lo hemos descubierto ahora. Pero esto es indignante porque hay un momento en que los hombres tienen que decir que no. Este es el “pathos” de la indignación.

Por ejemplo, he aquí una pregunta incómoda. Sumamente incómoda, para todos nosotros, colombianos, que vivimos la década del noventa bajo un gobierno que todos recordamos ¿dónde estuvo el “pathos” de la indignación? ¿Por qué no nos indignamos más si todo era tan evidente si se robaban el país, si lo regalaban, si estaba a la vista de todos? ¿Por qué el “pathos” de la indignación estuvo ausente?

El “pathos” de la indignación cubre todos los aspectos históricos. Uno no solo se indigna con las injusticias del capitalismo, como Marx, se indigna, también, con las injusticias cometidas por quienes pretendieron realizar los sueños de Marx.

Quienes pretendieron realizar esto, lo hicieron en la Unión Soviética, en China o en Cuba.

Tomaré el ejemplo de la Unión Soviética, qué pasó hay, ¿Por qué los socialismos del siglo XX tan mal realizaron el sueño de una sociedad igualitaria sin oprimidos no opresores? ¿Por qué no se realizó ese sueño?

No se realizó porque hubo el concepto de vanguardia, no dejó de estar ausente, las masas no fueron protagonistas, fueron protagonistas las vanguardias.

Las vanguardias suelen ser las que se sienten dueñas de la verdad ideológica, de la ideología, de la verdad revolucionaria. Cuando las vanguardias se sienten dueñas de la verdad revolucionaria, crean el partido de la vanguardia.  El partido de la vanguardia es ese partido formado por aquellos que tienen la  ideología revolucionaria y que consideran que las masas no la tienen y que ellos deben llevar adelante una función educadora sobre las  masas desde el partido revolucionario y con la ideología revolucionaria. Ocurre y ha ocurrido, en la Unión Soviética, por ejemplo, que el partido de la vanguardia revolucionaria cosifica la ideología, es decir, hace de la ideología un dogma perteneciente a unos pocos elegidos. Estos pocos elegidos se transforman en la burocracia del partido. La burocracia del partido es la que luego administra el dogma ideológico al cual ya toda la sociedad tiene que someterse. Finalmente, el partido dogmático de la vanguardia dogmática elige a su líder y ahí aparece el culto a la personalidad, aparece la figura del dictador revolucionario. Lo mismo pasó en China, en Cuba y está pasando en Venezuela.

La Revolución Cubana triunfa en enero de 1959 y abre una aurora de esperanzas en América Latina, estamos ya en el siglo XXI y digamos, la figura emblemática sigue siendo la de Castro, quien, para mi total desolación y repulsa, hace pocos años ordenó fusilamientos.

Marx, ¿alaba a la burguesía?

Retomemos el “Manifiesto Comunista” de Karl Marx. Marx escribió este texto o lo firma junto con Engels, pero se lo atribuimos a Marx. Es un texto importantísimo que le es encomendado a Marx por la Liga de los Comunistas, es un texto militante, es un texto escrito en un momento álgido de Europa en el cual Marx revela un optimismo histórico notable que ojalá pudiéramos tenerlo nosotros hoy.

Marx era un hombre afortunado, Marx era un hombre que todavía creía que el proletariado iba a enterrar a la burguesía. Nosotros, hoy, estamos verificando que el proletariado no solo no enterró a la burguesía, sino que la burguesía ha enterrado al proletariado y que, en principio, lo ha lanzado a los márgenes, lo ha quitado de la esfera del trabajo y no tenemos sujeto histórico que venga a redimir la historia que vivimos, que venga a ponerla en orden, que venga a encarnar nuestro sueño, digamos, como el proletariado encarnó los sueños históricos de Marx. Entonces, el “Manifiesto Comunista”, digámoslo así, es un texto que expresa el profestismo de Marx. Marx aparece aquí como un profeta de la historia, es el hombre que dice que hay dos clases, ese es el comienzo de la primera parte del Manifiesto. Hay dos clases: la burguesía y el proletariado. Hay una dialéctica histórica, hay algo que se realiza internamente en la historia y es la dialéctica de la historia. “Esa dialéctica viene funcionando así”, va a decir Marx.

La burguesía ha liquidado todas las formas feudales de producción y ha generado al proletariado industrial. Este proletariado industrial va a ser la clase revolucionaria que va a terminar con el orden burgués capitalista y va a instaurar un nuevo orden de igualdad. Aquí hay, un paso delicadísimo, Marx, para que el proletariado surja, necesita que la burguesía triunfe. La burguesía tiene que triunfar en todas partes para que sea posible el surgimiento del proletariado.  Si la burguesía no triunfa en todo el planeta, el proletariado va a surgir en algunos lados, pero no se va a poder dar la revolución mundial.  Entonces, Marx considera que, para que eso sea posible, la burguesía tiene que triunfar en todas partes. Entonces, va a decir Marshall Berman, en un libro valioso, que es “Todo lo sólido se desvanece en el aire”, que pareciera que Marx no viene a enterrar a la burguesía, sino a alabarla. Marx alaba a la burguesía, en efecto, lean ya el “Manifiesto Comunista”, pocos le han cantado loas tan brillantemente como Karl Marx, quien se presentó para enterrarla.

Pero, como Marx, necesita, insisto, que la burguesía triunfe para que el proletariado emerja y aniquile a la burguesía, Marx se enamora de la burguesía. Sé que lo que estoy diciendo es un poco exagerado.

Entonces, comienza a analizar la dinámica de esta clase social que es la burguesía. “La burguesía, dice Marx, es la clase más revolucionaria de la historia”. Porque la burguesía ha liquidado todo, ha liquidado fundamentalmente, al mundo medioeval y ha liquidado al mundo feudal. Ustedes piensen en lo que era un feudo. Un feudo era un espacio limitado en el cual había un señor feudal y estaban los siervos de la gleba, que trabajaban para el señor feudal, pero era una estructura cerrada en sí misma. En cambio, los burgos comienzan a comerciar entre ellos, los feudos no comercian entre ellos, los burgos sí comercian entre ellos. Es decir, la burguesía es siempre expansiva. Para decirlo con una palabra de hoy, la burguesía es siempre globalizadora y la gran globalización de la burguesía es el descubrimiento de América, ahí la burguesía crea un mundo, ahí un mundo por la burguesía, la burguesía es la primera que crea un mundo, un sistema mundo, o sea que la burguesía nace como clase globalizadora.

Este mundo que crea la burguesía es un mundo de mercancías y la burguesía, de ahí, en adelante, constantemente, comienza a destruirlo todo: entra en la India, entra en China y esto es lo notable de Marx. ¿Qué va a decir Marx de las atrocidades que los ingleses hacen en la India? También en la China, desde luego, pero Marx se ocupa mucho de la India, tiene dos textos fundamentales: “La dominación británica en la India” y  “Futuros resultados de la dominación británica en la India”. En estos dos textos, tiene muchos otros más, sé que algunos van a decir “ya está tomando esos textos, que son los peores de Marx, y bueno, al fin y al cabo, son dos textitos nada más”. No, hay un corpus importante de textos sobre el colonialismo de Marx y hay un texto terrible de Marx sobre Bolívar. Marx estaba contra Bolívar, porque, justamente, Marx no quería que América Latina fuera independiente de Inglaterra porque eso iba a retrasar el desarrollo de la burguesía. En cambio, si Inglaterra invadía a América Latina, iba a instaurar cuanto antes aquí el sistema de producción capitalista y ahí iba a surgir el proletariado, que iba a liberar a América Latina. En consecuencia, Marx está en contra de Bolívar.

Por ejemplo, en la batalla de El álamo, donde los norteamericanos van a conquistar Texas, Marx hubiera estado al lado de John Wayne y habría dicho: “Mire, usted es un cerdo capitalista, usted tiene que triunfar aquí, imponer el sistema, el moderno sistema de producción capitalista para que surjan los proletarios y hagan la revolución”. “No es mi propósito” le diría John Wayne. Marx le diría: “Bueno, a mí no me importa su propósito, me importa lo objetivo que usted desarrolla en la historia. Para mí, lo que usted está realizando en la historia son los fines del sistema de producción capitalista. Este sistema de producción capitalista tiene que imponerse en todos lados y también en la India al costo que sea”. “¿Qué importan los estragos si los frutos son placeres? ¿No mató a miles de seres Tamerlán en su reinado?”. Es un poema de Goethe que cita Marx.

O sea, los estragos no importan, lo que importa es que entre el modo de producción capitalista porque de ahí, van a surgir los proletarios que van a liberar a la India. Estamos esperando eso.

¿Qué lectura hicieron de Marx los pensadores marxistas colombianos?

Los seguidores de Marx, en Colombia, que nunca se distinguieron por su creatividad sino que, digamos, copiaron mecánicamente las verdades del maestro, se basaron en estos escritos de Marx sobre el colonialismo para interpretar la historia colombiana. Al basarse en estos escritos de Marx, creo que lo único que hicieron fue construir una ciudad importadora de la manufactura británica y exportadora de los granos y las vacas, es decir, un esquema de monoproducción y no desarrollo industrial. Un capitalismo que no desarrolla industrias no es capitalismo, es un capitalismo totalmente primitivo, dependiente de la fructificación de la tierra. Apenas ese esquema entró en conflicto con la crisis del 29, bueno, colapsó la Colombia próspera de nuestros abuelos.

Los pensadores marxistas colombianos tomaron el esquema de Marx y se preguntaron quienes representan el capitalismo en Colombia. Bueno, Bogotá, es decir, las clases ilustradas por la razón ilustrada, la burguesía, no esos harapientos caudillos de la clase inferior. Es el esquema que desarrolla Marroquín en “El Moro”, el esquema civilización – barbarie, donde la civilización es el hombre, el amo, el dueño y la barbarie está representada en los caballos.

Los pensadores marxistas siguieron este esquema extraído de los escritos de Marx sobre el colonialismo, es decir, allí, donde entra la clase burguesa ilustrada, entra el capitalismo. Todos esos contendientes de un país del interior, eso es la barbarie.

Esta concepción que tiene Marx de la historia, como que la burguesía capitalista tiene que adueñarse de toda la territorialidad del planeta para que, de ella, surja el proletariado revolucionario condenó al mundo colonial a tener que esperar ser conquistado por las burguesías de los países metropolitanos, de los países centrales. Entonces, Marx se condenó así mismo a apoyar todo avance de la burguesía colonizadora en los países coloniales. Este es uno de sus más gruesos errores.

La burguesía, ¿aprendiz de hechicero?

Lo que Marx dice, es que la burguesía capitalista desarrolla unas potencias económicas tan poderosas, que, finalmente, no las va a poder controlar. Lo que Marx está diciendo es que la burguesía capitalista es como el aprendiz de hechicero.  Yo creo, que Walt Disney pensó muy poco en Marx, pero, sin embargo, hizo uno de los dibujos animados más marxistas que se han hecho y de los mejores.  Es el aprendiz de hechicero que está en la película “Fantasía”, de Walt Disney, que, en cualquier momento, aparece. No sé si ustedes piensan como yo, pero yo creo que, si no lo descongelaron todavía, lo están por descongelar. En cualquier momento, no se sorprendan pero descongelan a Walt Disney, le meten un corazoncito y aparece.

La cosa es así, el aprendiz de hechicero del ratón Mickey, que está basado en una partitura del compositor francés Paul Dukas, que está basada, a su vez, en un poema de Goethe. Se va a dormir el brujo y Mickey le roba el bonete, se pone el bonete y empieza a hacer locuras como, diría Marx, la burguesía. La burguesía sigue creciendo, sigue creciendo, sigue creciendo, ¿Quién va a detener a este monstruo que no puede controlarse a sí mismo y sigue creciendo? Bueno, lo mismo hace Mickey. Mickey desata una hiperproducción de escobas.  Estas escobas no se detienen nunca y cuando, corta una, aparece otra y otra.  Esta es la pesadilla del aprendiz de hechicero, que no puede controlar aquello que ha desatado, no puede controlar lo que desató. Marx va a decir de la burguesía que la burguesía no puede controlar l que desató. Traigámoslo al día de hoy, ¿ustedes creen que la burguesía, o sea, el capitalismo, puede controlar hoy lo que desató? ¿Por qué creen que los musulmanes en cualquier momento incendian París? Porque el neoliberalismo de la democracia de mercado no puede controlar lo que desató.

Desató una exclusión, una marginalidad social incontrolable y, en cualquier momento, es decir, la “negritud” se apodera de las ciudades por eso Bush levanta un muro, porque no puede controlar lo que desató y lo siguen desatando porque insisten en el capitalismo neoliberal, la democracia de mercado, todo eso, que es un sistema de una crueldad infinita porque genera, constantemente, hambrientos, desesperados, moribundos y los genera en la periferia, mientras que, en el centro, la riqueza es cada vez mayor.

Ahora, volvemos a Mickey, es el mago, es decir, este sistema, la burguesía, sigue desarrollándose como Mickey sigue fabricando escobas, pero lo de Mickey termina bien, porque aparece el brujo, lo controla a Mickey, se pone él el bonete de mago y las aguas se aquietan, le da una patada a Mickey, que se va corriendo como un simpático ratoncito y todo vuelve a su cauce.

Bien, ¿quién es en Marx el ratón Mickey? Es el proletariado industrial porque Marx, cuando nos dice que la burguesía ya no sabe contener los conjuros que ha desatado, nos va a tranquilizar y nos va a decir: “Quédense tranquilos, eso lo va a hacer el proletariado. Una vez que el proletariado sepulte a la burguesía, va a instaurar un mundo justo y un mundo racional”. Eso no ocurrió, la burguesía sepultó al proletariado y la burguesía está desbocada en el siglo XXI más que nunca. En lugar de burguesía, se da a sí misma el nombre de neoliberalismo, de democracia liberal de mercado, que es un sistema que concentra y excluye. Al excluir, excluye tanto, que los que viven en la opulencia de la concentración están aterrorizados porque los excluidos son tantos que, en cualquier momento, invaden las ciudades de la opulencia.

En consecuencia, yo creo que hoy vivimos una situación histórica preapocalíptica porque, además, estos tremendos problemas históricos de hoy se van a solucionar con guerras nucleares localizadas, pero ninguna guerra nuclear va a ser localizada por que lo nuclear raramente puede ser localizado.

Esta no es una visión optimista de la historia, pero acá, no regalamos optimismo. Hay determinados problemas ante los cuales las categorías de optimismo o pesimismo son risibles porque acá no es cuestión de ser optimista o pesimista, esto está ocurriendo y, aunque uno sea optimista, no puede dejar de verlo ni puede dejar de señalarlo.

Estamos viendo más que nunca el mundo que Marx anunció en el “Manifiesto Comunista”, que la burguesía no iba a poder controlar. Entonces, este mundo de hoy, aunque Bush y Trump pongan muros, aunque Francia vote a Macron, en lugar del Frente Nacional de Le pen y aunque en Colombia se voten políticas que aseguran la seguridad antes que la cultura porque se vota desde el miedo, desde el miedo de los que tienen, igual va a ser muy difícil, si se sostiene el sistema económico – político de la exclusión, de la marginación que esto se solucione sin un enfrentamiento de características preapocalípticas.